Fanny Yáñez Corball

Docente Carrera de Psicología

Universidad Santo Tomás Puerto Montt

El esperado retorno a clases presenciales implica poder experimentar la sensación de que todo está volviendo a la normalidad y retomar el control sobre nuestras vidas y decisiones. Este es un hito importante ya que, los primeros en cerrar sus puertas cuando anunciaron estado de emergencia de pandemia por COVID – 19 fueron los establecimientos educacionales. Nos encontramos a pocos meses de cumplir dos años de confinamiento, educando y aprendiendo de manera online, lo que ha sido un gran desafío para todos los actores involucrados en este proceso.

Cuando pregunto a mis estudiantes cómo han abordado su proceso de adaptación a las clases online, las respuestas que más se repiten son la dificultad para concentrarse y prestar atención en clases, la conexión a internet, dificultades para planificar sus horarios y rutinas diarias, la sociabilización con sus compañeros y profesores, la falta de motivación y problemas emocionales relacionados con la ansiedad y el estrés. Estas también se presentan en un escenario de clases presenciales, pero la situación de pandemia sin duda las ha exacerbado. Otros tienen una mirada más optimista y comentan que las clases online han facilitado la posibilidad de estudiar a quienes viven más lejos, que han podido compatibilizar los estudios con otros roles y que han evitado las torrenciales lluvias y el frío propios del sur de Chile.

La salud mental es un elemento que se está visibilizando cada vez más, tomando conciencia de que debemos practicar el autocuidado. Parte fundamental del proceso enseñanza – aprendizaje, es la socialización y la posibilidad de construir el aprendizaje como agentes activos. Si bien nos hemos esforzado por aprender y enseñar en pandemia, la sobrecarga laboral y estudiantil puede generar que las herramientas de que disponemos no sean suficientes, pese a que no dudo que todos estamos haciendo los esfuerzos necesarios.

La vuelta a clases aparentemente se aproxima, pero no dejamos de sentir incertidumbre. La fase 4 quiere decir que se contaría con las condiciones para comenzar las clases presenciales, pero el cambio repentino de fase no nos asegura que asimismo podamos retroceder.

Sabemos que volver a clases presenciales requiere que tengamos la certidumbre de que todos podremos realizar nuestras labores con seguridad. Sigamos todas las normas sanitarias, no solo para que podamos volver a la presencialidad, sino por responsabilidad social, cuidémonos entre todos y pronto la incertidumbre quedará atrás y lograremos alcanzar la libertad que hemos esperado con ansias.