Segunda versión de trabajo de alfabetización se enfocó a personas de Puerto Montt, sector Chamiza.

La iniciativa que fue financiada por la Universidad Austral de Chile Sede Puerto Montt a través de su fondo de vinculación con el medio 2016 se denominó “La Alfabetización como Proyección Cultural de Aprendizajes” y fue dirigida por el Dr. Jesús Lara Coronado, académico de la Escuela de Pedagogía en Educación Básica.

El proyecto realizado con el apoyo de un equipo de estudiantes de Pedagogía en Educación Básica, Pedagogía en Educación Diferencial, Psicología e Ingeniería Civil Industrial, benefició directamente a siete alumnos vinculados con la extracción del alga pelillo, la construcción, y el trabajo agrícola campesino del sector de Chamiza, Carretera Austral, a ocho kilómetros de Puerto Montt.

En este contexto a mediados de diciembre, en el Aula Magna de la Universidad Austral de Chile junto a autoridades, docentes funcionarios y estudiantes, las personas que se beneficiaron con este proyecto, recibieron un diploma por haber sido participes de esta segunda etapa del proyecto, situación que los enorgulleció a ellos tanto como a sus tutores.

En esta localidad, como sucede en muchos sectores rurales, existen personas adultas o niños que no han aprendido a leer ni escribir y llevan muchos años o la mayor parte de su vida sin contacto con la educación formal, en su mayor parte mujeres hermanas mayores que se han hecho cargo de su familia a muy temprana edad y ello les ha impedido estudiar, situación que los y las limita en su vida cotidiana y los segrega de la comunicación escrita.

El Dr. Jesús Lara en su discurso de clausura, explicó la génesis de esta metodología de enseñanza, que se inició con un proyecto que el año 2015 en el Mercado Presidente Ibáñez, y que permite enseñar a leer a adultos con estrategias contextualizadas, el cual fue presentado este año en un congreso de alfabetización patrocinado por la UNESCO en la Universidad de la Santísima Concepción. “Es sumamente importante que para que esta metodología funcione, el proceso de enseñanza debe ser bidireccional y recíproco, primero desde el adulto que supuestamente estás alfabetizando hacia el monitor, y luego desde el monitor hacia el adulto, nunca al revés, puesto que es fundamental conocer y reconocer las habilidades de quienes asisten a estos talleres.”

“La narración se considera un pilar fundamental dentro de esta estrategia, ya que es usada para que el adulto exteriorice sus ideas y pensamientos; la idea en esta etapa es que él nunca sienta que se le está enseñando, sino al contrario, que sea éste quien nos enseñe a nosotros, para luego recoger ese conocimiento y estructurarlo en oraciones que el sujeto pueda expresar de forma escrita. En esta parte el narrador escribe pictográficamente su idea y además le otorga significado. Nosotros transcribimos la idea para que luego el adulto compare su escritura con la nuestra, a esta etapa se le denomina reescritura analítica, en la cual el adulto participante corrige sus omisiones, sus símbolos, pero nunca sus ideas ni su intención comunicativa.”

Es importante mencionar que los adultos cuando están en este proceso de aprender narrando sus vivencias de las cuales “nosotros aprendemos, ellos recurren en gran medida en sus relatos a experiencias reminiscentes, en cambio los niños, niñas o infantes participantes de este proyecto, emplean mucho más el uso de recuerdos inmediatos, es decir, experiencias vividas hace poco tiempo. Esto marca una diferencia en el uso de la didáctica con ambos participantes.”

El profesor Lara destacó el trabajo y compromiso de los estudiantes UACh, el “motor del proyecto de este año ha sido el estudiante de Pedagogía en Educación Básica Rubén Schmidt con él es con quien se reúne semanalmente a analizar la información y planificar las actividades que se realizarán. Este estudiante ya es un experto en el tema, además este joven universitario, junto con el apoyo del Dr. Lara, capacitaron durante tres meses a los demás participantes antes de que se iniciara el proyecto: Oswin Díaz, Ignacio Aliste, Nelly Nieto, Yessica Huaiqui, Francisca López, Ubaldo Fuentealba, Paz Saavedra y Miguel Ángel Gallardo. Estos estudiantes UACh fueron fundamentales para que esta iniciativa pudiera desarrollarse y contemplar una segunda etapa, considerando la interdisciplinaridad de los participantes.

“Este sistema de enseña a leer y escribir y por sobre todas las cosas a conocer a la gente en su día a día, es muy significativo y esperamos pueda tener una continuidad para ofrecer algo más concreto. Con mucho esfuerzo lo hemos orientado no solamente a la vinculación con el medio, sino también hacia la investigación que es la propuesta y propósito para el 2017, que esto se pueda concretar creando un centro de investigación para la enseñanza con adultos.”

Finalmente destacó el académico que “conocimos a una familia hermosa con la cual esperamos seguir trabajando, yo sé que ellos pueden estar tremendamente agradecidos por todo lo que hemos podido contribuir en sus vidas, pero no se imaginan que la contribución ha sido más hacia nosotros. Lo anterior es una idea esencial de nuestra filosofía, aprender del otro para que nos alfabeticen. Nosotros no creemos que existan personas adultas analfabetas, tampoco niños, sino al contrario pensamos que ellos debido a su vida, han tenido que letrearse de una manera disímil: con códigos diferentes, con una escala de comunicación distinta, al igual que los infantes cuando ingresan al colegio, tienen un cúmulo de experiencias que los hacen saber múltiples cosas, por ejemplo, son expertos en la extracción del pelillo y comprenden cómo funciona el calendario lunar con las mareas.”

Por su parte el estudiante Rubén Schmidt agradeció a una de las familias que fue beneficiada con este proyecto “esta ceremonia es para ustedes” y presentó un video que realizaron en conjunto con los demás estudiantes que refleja y sintetiza el trabajo realizado y muestra lo aprendido por ambas partes durante el transcurso de todo el proyecto.”

Testimonios de los beneficiados

Hernán Molina destacó que esta experiencia fue muy grande para mí y mi familia, y ojalá que no se termine esto, que sea una unión más grande para nosotros. Realmente me conmueve esto, ver a estos jóvenes, compartir con ellos, es una alegría.

Juan Fernández señaló que estoy contento porque yo no sabía leer ni escribir, gracias a mi profe Oswin que me enseñó harto, pero todavía me faltó aprender más, gracias por enseñarme a leer.

Y Erminia Vargas agradeció en especial a mis profes a Rubén y Ubaldo, y a todos que entraron a mi familia, conocieron mis costumbres, yo pertenezco a una comunidad indígena y agradezco a los jóvenes que quisieron a prender respecto a mi cultura y a la vez les han enseñado a mis pequeños, nos aceptaron como somos, compartieron con nosotros y eso es impagable. Hubiera muchas personas que hicieran eso y non habría personas analfabetas.

“Si no valoramos el conocimiento que posee cada persona y familia es dejar fuera su esencia, su experiencia: sus vivencias, su día a día… claves de una educación verdaderamente inclusiva.”