El Colegio de Ingenieros en Recursos Naturales de Chile A.G. (CIRNACh), que agrupa a profesionales relacionados con el manejo y gestión de recursos naturales, no está ajeno a los problemas socio-ambientales que hoy afectan a las macrozonas del Sur-Austral (Región de la Araucanía, Los Ríos, Los Lagos, Aysén, Magallanes), en especial a la comunidad de Chiloé en la Región de Los Lagos. Por lo mismo a través de este comunicado queremos dar a conocer nuestra opinión frente a este conflicto. Queremos en primer lugar entregar nuestro apoyo y solidaridad con las comunidades afectadas. La economía y cultura de Chiloé tiene como protagonista principal la extracción de los recursos del mar chileno, por lo tanto, nuestro sentir no es sólo con los pescadores, mariscadores, comerciantes y artesanos, sino también con las miles de familias chilotas que por décadas han utilizado el recurso marino como su principal fuente de alimento y subsistencia y que hoy se ven afectadas por esta catástrofe. En segundo lugar, creemos importante destacar lo siguiente: El impacto de la actividad industrial, es uno de los componentes que no ha sido considerado por autoridades en el análisis de la actual crisis en el mar de Chiloé. Mencionar el cambio climático como único agente conductor de ésta crisis, como ha sido planteado por algunas instituciones durante el último tiempo, nos parece un argumento bastante pobre y sesgado, carente de respaldo científico. Si bien el cambio climático es uno de los principales conductores del cambio global, nos parece mucho más certero abordar el fenómeno de la marea roja desde una perspectiva integral, sobre todo al momento de descartar de manera tan categórica el aporte de la industria salmonera, actividad que lleva varias décadas desarrollándose en el país. Por esto, sugerimos que este problema se aborde desde una mirada multifactorial, incorporando todas las variables posibles en el análisis del problema, separando claramente las hipótesis que explicarían la causa de este fenómeno de los hechos. A su vez, nos llama la atención el mal manejo del problema por parte del gobierno, mostrando su desconocimiento de la realidad local de Chiloé. Este punto resulta enormemente preocupante, ya que no se está considerando la dignidad de las comunidades locales, su idiosincrasia y la relación que éstas tienen con su entorno. Por lo tanto, nos parece de suma urgencia abordar esta problemática con seriedad y respeto con quienes protagonizan este grave conflicto. Lo que hoy vemos en Chiloé, y que ha sido recurrente a lo largo de nuestro país en donde problemas socio-ambientales relacionados con actividades productivas sin la regulación pertinente afectan a las comunidades y al entorno en donde se ejecutan, no es más que el reflejo de un modelo de desarrollo que se traduce en crecimiento económico, desconociendo a las personas y al medio ambiente. Por lo planteado anteriormente, y enfocados exclusivamente a lo ocurrido en Chiloé, el Colegio de Ingenieros en Recursos Naturales de Chile A.G. hace un llamado a las autoridades competentes a: i) Evaluar la relación entre el vertimiento en masa de salmones muertos y su alto estado de descomposición con la actual crisis socio-ambiental en las costas de Chiloé y el sur de nuestro país; ii) Establecer de forma urgente un método preventivo efectivo para la detección de marea roja, como el plan piloto que se ha establecido en Melinka, Región de Aysén; iii) Implementar un sistema que permita monitorear y evaluar de manera permanente la eutrofización producto de la industria acuícola sobre los sistemas acuáticos; iv) Acoger las demandas colectivas de las comunidades afectadas, asegurándoles soluciones de largo plazo, ya que no existe certeza de cuánto tiempo le tomará al ecosistema recuperarse producto de esta perturbación. Si bien destacamos el actuar de las autoridades con respecto a la conformación del Comité Científico para esclarecer la relación entre la catástrofe ocurrida en las costas de nuestro país y el vertimiento de salmones, creemos que los esfuerzos de parte de las autoridades deberían intentar ser desde ahora en adelante precautorios, anticipándose a los potenciales daños ambientales de cualquier actividad productiva y sus posibles repercusiones económicas y sociales. Finalmente, apelamos a que los responsables de la elaboración de las leyes y de quienes sean encargados de hacerlas cumplir, hagan un trabajo donde la ética y el bienestar de todos los chilenos sea el principal objetivo a la hora de tomar decisiones. Para ello consideramos relevante considerar el artículo 1 de la Ley Base de Medio Ambiente, el que menciona: “El derecho a vivir en un medio ambiente libre de contaminación, la protección del medio ambiente, la preservación de la naturaleza y la conservación del patrimonio ambiental se regularán por las disposiciones de esta ley, sin perjuicio de lo que otras normas legales establezcan sobre la materia”