La extracción de centolla en Magallanes y su dependencia con los bosques marinos.

 Un necesario equilibrio entre economía y salud de los ecosistemas marinos.

La extracción de centolla en la región de Magallanes es una actividad económica clave en el sustento a las comunidades locales y en la pesca artesanal regional; sin embargo, poco se conoce que para que esta pesquería se mantenga en el tiempo, se requiere mantener la salud de los ecosistemas de algas (huiros) que constituirían la fuente de alimentación de este crustáceo.

La centolla (Lithodes santolla) es una especie vital para la pesca y el turismo en la zona, en tanto genera fuentes de empleo y divisas. De acuerdo a fuentes oficiales cerca de seis mil personas depende directa o indirectamente del trabajo entorno a la pesca de centolla en la región. Por su parte, en base a cifras del Servicio Nacional de Aduanas, se estima que la exportación de centolla durante el primer trimestre de 2023, tuvo un crecimiento del 4% en comparación al año pasado, alcanzando ventas por cerca de US$ 15 millones, en los mercados de China, con un 80% de participación; Estados Unidos con un 6% y Dinamarca con un 5% de participación.

No obstante, se considera que la explotación de centolla debe ser sostenible y estar enfocada a minimizar los aspectos negativos de esta actividad, además de establecer medidas de protección para los bosques marinos, ya que la sobrevivencia de las centollas depende de la conservación de los bosques de huiros. Las investigaciones científicas revelan que las centollas necesitan a los bosques de huiro como zonas de alimentación y también como zonas de refugio.

  Claudia Andrade Díaz, Doctora en Ciencias Naturales por la Universidad de Bremen (Alemania) y máster en Ciencias con mención Manejo y Conservación de los Recursos Naturales subantárticos por la Universidad de Magallanes. Actualmente, es académica e investigadora, Científica del Instituto de la Patagonia de esta misma universidad y por años viene realizando importantes investigaciones sobre los bosques marinos y su relación con otras especies del mar.

 Al respecto, la investigadora en mención comenta: “en el caso específico de Magallanes y el estudio realizado en Bahía Nassau, en el Archipiélago del Cabo de Hornos, se encontró que el Huiro (Macrocystis pyrifera) fue una fuente principal de carbono para los consumidores investigados en la trama trófica submareal, que incluye a la centolla y otros organismos”.

“Esto sugiere que los huiros podrían constituir una fuente importante de materia orgánica para los consumidores en este ecosistema. Los detritos derivados de los huiros podrían ser una fuente importante de alimento para las comunidades asociadas a los bosques de huiros. Es importante tener en cuenta que cada ecosistema tiene sus propias características y funcionamiento, por lo que es necesario realizar estudios específicos en cada localidad para comprender mejor estas interacciones. El huiro es un alga que presta un servicio, por así decirlo, a la centolla, porque más que proporcionar un hábitat o micro hábitat, también moldea su coexistencia, que quiere decir que la centolla de cierta manera puede existir gracias al huiro. Entonces en términos de conservación es súper importante esta relación que existe, ya que en este trabajo se encontró que el huiro es la fuente de carbono energética principal para esta especie”, agrega la investigadora Andrade Díaz.

La investigadora científica también adelanta nuevos hallazgos: “Recientemente, hemos encontrado que, durante los períodos de invierno, otras macroalgas, como las verdes, podrían estar sustentando como fuente de carbono a las comunidades marinas en este ecosistema.”.

En este sentido, resulta notable la importancia del huiro y otras especies de algas, en la preservación de la vida de las centollas; así como también, la vulnerabilidad que estas especies afrontan en relación a los cambios y condiciones en los que se encuentre el hábitat marino.

Lo anterior es un indicativo de la relevancia de la gestión y aplicación de políticas de conservación y cooperación científica entre pescadores, autoridades y ONG para lograr un equilibrio entre la economía local y la protección de los ecosistemas marinos en Magallanes.