Oceanógrafo explica cuáles son las consecuencias del aumento de las temperaturas del mar y qué se espera para Chile

El ciclón Yaku dejó estragos en Perú. El fenómeno meteorológico que registró en el mar peruano frente a las costa norte y centro alarmó a miles de personas.

Los expertos a nivel mundial se refieren a la aceleración del cambio climático, a una elevación del nivel del mar y de las temperaturas.

Carlos Neves Calderón, oceanógrafo y académico del Centro de Investigación Marina CIMARQ de la U. Andrés Bello, analiza la relación del aumento del mar con los fenómenos climáticos que están sucediendo en diversas partes del mundo.

¿Existe efectivamente un aumento de la temperatura del mar?

Existe evidencia científica que corrobora un aumento gradual de la temperatura media del planeta, desde el inicio de la era industrial a la fecha, situación que se mantiene y no se ha logrado revertir. Ese aumento incide en lo que se ha denominado Calentamiento Global y redunda en lo que se ha denominado Cambio Climático.

¿Cuál es la relación entre el aumento de la temperatura del mar y los efectos climáticos como ciclones, por ejemplo, el que recientemente sucedió en Perú?

El aumento de la temperatura media del planeta sólo en décimas de grados provoca la exacerbación gradual y anómala de eventos extremos, temperaturas más bajas y más altas de lo usual, en atmósfera y medios acuáticos.

Esto modela el clima generando situaciones extremas de vientos (ciclones, huracanes, tifones, trombas) y también marejadas de alturas mayores y un aumento del nivel medio del mar, entre otros efectos (no se ha nombrado aquí la incidencia sobre medios biológicos, cambio de calidad buffer del agua de mar, acidificación de los océanos, desbalance de la bomba de CO2, mortandad de arrecifes de coral y comunidades bentónicas asociadas a ellas, derretimiento de cobertura de hielo, etc.).

En tal sentido, si bien es usual en periodo estival la presencia de lluvias intensas en lo que se ha denominado Invierno Boliviano, la presencia de ciclones intensos y más allá de lo normal es una clara consecuencia de todo lo mencionado anteriormente.

Afortunadamente, la existencia de la rama costera de la corriente de Humboldt, corriente fría proveniente desde el océano austral que bordea el continente antártico, genera una barrera que ayuda a moderar el clima y evitar que ese tipo de eventos ciclónicos se transformen en huracanes, impidiendo de ese modo, las lamentables consecuencias que los huracanes provocan en el hemisferio norte.

¿Por qué aumenta la temperatura en el mar?

El agua contenida en las distintas cuencas oceánicas posee, debido a las cualidades de sus moléculas, una capacidad calórica específica, es decir, es capaz de absorber calor desde la radiación lumínica incidente y mantener ese calor, sin necesidad de que el mismo provoque su total evaporación.

Ello es muy importante para diversos procesos, entre ellos la presencia de corrientes termohalinas (producto de los gradientes de salinidad y temperatura) que son las que explican los movimientos de corrientes superficiales, subsuperficiales y profundas, que en un continuo se denomina cinta trasportadora y que interactúan en superficie con las corrientes atmosféricas, modelando de esta forma el clima del planeta.

El aumento de la temperatura media global que ya se ha constatado, es consecuencia del mantenimiento de una temperatura superficial planetaria en aumento que se ha desencadenado desde la era industrial a nuestros días, consecuencia de acción antrópica, quema de combustibles fósiles que incrementan gases de tipo invernadero y una fracción menor, pero tampoco nada despreciable, a la actividad ganadera que genera gran presencia de gas metano, el que también contribuye a esta acción deletérea del medio ambiente.

¿Cuáles son las consecuencias en lo concreto de este aumento de la temperatura en el mar?

Un verdadero efecto dominó. La temperatura media del planeta bordea los 15ºC, debido a un efecto invernadero natural por la presencia de CO2; CO y otros gases que intervienen, pero cuyo origen es natural. Sin ese efecto invernadero, probablemente la temperatura media del planeta bordearía los 5ºC o menos, y viviríamos en un periodo de glaciación permanente, con las complejidades evidentes para la vida de las distintas especies del planeta, incluyendo al ser humano.

Desde comienzos de la era industrial, las tasas de emisión de gases invernadero ha ido in crescendo, en forma explosiva. Lo que ha llevado al incremento de la temperatura media del planeta en décimas de grado (0,76ºC en los últimos 100 años). Para la mayoría podría parecer despreciable y poco significativa dicha cifra, pero no lo es en lo absoluto.

El aumento es el valor medio global en zonas puntuales. Los valores pueden ser mayores o menores, con ello ocurren un sin fin de eventos: aumento del derretimiento de casquetes polares y glaciares (en las últimas décadas se han desprendido enormes trozos de casquetes polares, inclusos mayores a Dinamarca en dimensiones de superficie), mientras que otras partes del mundo desaparecen fluentes lacustres y fluviales, aumentando la desertificación y la provisión de agua potable para diversos fines. El derretimiento genera incorporación de agua dulce a un sistema que es salado en origen, cambiando su calidad buffer (regulador tampón de los cambios bruscos de pH), ello provoca acidificación de los océanos, disolución de tecas y caparazones de diversos tipos de organismos, incluyendo mortandad de grandes extensiones de arrecifes de coral.

La disminución de la salinidad por incorporación de agua dulce, desde derretimientos, genera una desaceleración de las corrientes marinas (circulación termohalina), afectando los biosistemas y distribución de energía y alimento.

¿Cuál es la situación en Chile?

A nivel nacional, hemos visto en las últimas décadas, un incremento en los episodios de Marejadas extremas (a una cota superior a lo normal).

También se aprecia un descenso en los cursos de agua y napas freáticas (escasez agua caso Petorca y otras), lo que conlleva a un avance del proceso de desertificación hacia el sur.

Alteraciones en los cambios estacionales, teníamos en los 70-80 en la zona central 4 estaciones bien marcadas, actualmente son prácticamente 2; un otoño tardío más o menos crudo (dependiendo de los episodios Niña o Niño) y un periodo estival.

Un ejemplo práctico, los asares de cerezos solían florecer a mediados o fines de septiembre; actualmente lo hacen en agosto (se adelanta en 1 mes la primavera).

Presencia de anomalías atmosféricas asociadas a viento o granizo; pequeñas trombas marinas o micro tornados de baja escala (duración de minutos y baja extensión superficial, escala Fujita de cero o escasamente.

Retroceso progresivo de playas, alteración del perfil típico de playas expuestas a oleaje o marejadas. Cambio en la sedimentaología de playas (Las Rocas de Santo Domingo pasaron de ser una playa de arena gris granítica a una playa de ripio o cantos rodados). Aumento en episodios de crisis respiratorias en infantiles y tercera edad en las grandes urbes, entre los más verificables y constatados.

¿Cuál es la proyección del aumento de las aguas de aquí a 10 años?

El horizonte de 10 años mostraría una situación levemente superior al actual en términos de incremento, amortiguado quizá levemente por la aparición de vehículos eléctricos, ayudando a disminuir la carga de carbono.

Se suma también el crecimiento del veganismo y vegetarianismo, que podrían amortiguar las tasas de metano producto de la explotación ganadera.

Pese a todo, la situación no es tan halagüeña, el coche eléctrico existe desde el siglo pasado, también combustibles que funcionan con biodiesel o con agua (motor de hidrógeno por hidrólisis), pero las voluntades políticas y más aún las económicas no han tranzado en la ambición de la depredación ambiental a toda costa.

El discurso y meta en el año 2000, era alcanzar al menos las tasas de emisión industrial que existían en los años 90; sólo para intentar frenan el crecimiento descontrolado del calentamiento global, por esas fechas incluso existían autoridades internacionales que negaban o se burlaban de esta situación para ellos por ese entonces artificiosa.

No hay peor ciego que el que no quiere ver, aunque el agua le esté llegando al cuello. Una situación paradójica, queremos proteger el planeta con autos eléctricos, pero resulta que ello es un lujo y se castiga con impuestos verdes, así no llegaremos a ninguna parte, es tratar de avanzar caminando para atrás.

Lo mismo pasa en términos de seguridad, se castiga con impuestos al lujo, un auto que tiene mayores probabilidades de salvar vidas al poseer airbags en sus cuatro puertas.

Desde 1880, el nivel del mar global ha aumentado 20 centímetros; para el 2100, se proyecta que aumente entre 30 y 122 centímetros más. Bajo esa perspectiva futura, lamentablemente desaparecerán no sólo playas, sino comunidades completas.