El violín, el cerebro y la vibración.

Prof: Rene Santibáñez Handschuh, Casa de las Artes de la Dirección de Vinculación con el Medio Universidad Austral de Chile Sede Puerto Montt. 

Como docente de violín, Luthier y gestor cultural puedo decir al respecto lo siguiente:

Sabemos que el violín es una arquitectura de partes muy compleja que suman 64 piezas ensambladas y dispuestas por el luthier de forma tal que generen la mayor y mejor vibración posible considerando los parámetros del sonido. Estos parámetros son frecuencia, duración, altura o frecuencia y timbre, siendo estos considerados los parámetros básicos del sonido. También sabemos que el sonido o la onda del sonido tiene velocidad y dimensión, es decir, viaja en todas las direcciones lo mismo que nuestra lengua materna al hablar. Encontramos aquí un parecido enorme entre el sonido del violín y nuestro lenguaje hablado.

¿Qué ocurre con nuestro cerebro cuando escuchamos los sonidos del violín, los sonidos de nuestro lenguaje o el canto de los pájaros?

Sabemos que las ondas de sonido en cuanto velocidad llegan a nuestro oído excitando el complejo sistema externo, medio e interno del sistema auditivo llegando hasta nuestro cerebro en forma al parecer de sensación, ¿no será acaso que llega a hacer vibrar las neuronas de nuestro cerebro, en un juego de sinapsis muy compleja que al procesarlas pasan al sub consiente y de esa forma aprendemos? Interrogante que dejo a los especialistas por estudiar y descubrir.

Cuando pensamos, las neuronas de nuestro cerebro entran en vibración. Al parecer seria esta la causa de nuestro aprendizaje, ¿pero acaso no aprendemos también en el silencio como ocurre con nuestra silenciosa vista al leer un buen libro? Sería entonces otro medio de aprendizaje o de vibración de nuestras neuronas cerebrales con una capacidad ilimitada de imaginación.

Al trabajar con nuestras manos como ocurre cuando estudiamos el violín, los médicos especialmente dicen que hay una compleja red de terminaciones nerviosas que llegan desde nuestras manos hasta nuestro cerebro, este proceso obviamente causa nuevamente vibraciones en la compleja red de neuronas cerebrales constituyendo otra forma de asimilar los aprendizajes.

En el arte musical para que un cuerpo produzca sonido necesariamente tiene que estar en estado de “vibración”.

Sera que siempre vibramos bien o en ocasiones vibramos mal?

Surge la interrogante entonces, ¿Cuándo vibramos bien y cuándo vibramos mal?

A mi modo de ver la cosa, estaríamos vibrando bien cuando fluyen sentimientos y pensamientos adecuados y positivos de nuestra área emocional y racional con capacidad de análisis que describa favorablemente cada cosa.

Estaríamos vibrando inadecuadamente cuando nuestra área emocional genera sentimientos negativos cuya lista no viene al caso enumerar o cuando nuestros pensamientos generan acciones que van en detrimento de alguien o de algo.

Vivimos eternamente esta dualidad de la vibración, como profesor de violín no me canso de corregir estas vibraciones en los instrumentos como en los niños y jóvenes a los que tengo la dicha de hacerles clases. En estos momentos estoy en una búsqueda del mejor sonido y vibración para mis estudiantes.

Dejo estas breves notas a mis colegas y amigos a modo de reflexiones y que contribuyan a siempre ser mejores personas.

¡Quizás sean las vibraciones positivas las que salven al mundo!