Dr. Rodrigo Berner Niklitschek

Centro de Estudios Estratégicos y de Negocios

Cuando aparecieron las primeras noticias en China, fui uno de los médicos que pensó que un virus que contagiaba mucho, pero mataba poco, no podía ser tan preocupante, y que al igual que los otros brotes de SARS (2002) o MERS (2012) probablemente este nuevo coronavirus no saldría mucho más allá de su región de origen.

Hoy estamos frente a la crisis sanitaria mundial más grande de la historia contemporánea, que ha puesto de rodillas a las mayores potencias del mundo y que nos ha demostrado que no importa cuanta tecnología desarrollemos, ni cuan superiores creamos que somos, frente a la naturaleza solo somos una colonia de hormigas corriendo a buscar refugio cuando las gotas de lluvia empiezan a caer.

Pero esta pandemia ha puesto en manifiesto otros aspectos del ser humano, conductas que se han repetido en casi todos los países y donde los chilenos no han sido la excepción.

Partiendo por lo malo, las personas simplemente no están siguiendo las indicaciones dadas por la autoridad sanitaria y que han sido respaldadas por expertos nacionales e internacionales. La principal causa de los desastres en Italia, España, Inglaterra y Estados Unidos, es que a pesar de la orden temprana de Estado de Emergencia que se dio en esos países, las personas siguieron en las calles. En Chile la página de comisaría virtual estaba colapsada hace 2 días, en los supermercados se ve gente aglomerada, periodistas con mascarillas en el mentón, en servicios que dejan entrar de a pocas personas, las filas no mantienen los 1,5 metros de separación, ni hablar de quienes no respetan su cuarentena.

Lo feo es, sin lugar a dudas, quienes solo se dedican a criticar las medidas tomadas por la autoridad sanitaria, ya sea por intereses políticos o simplemente por necesidad de figurar. Hay que entender que solo han pasado 3 meses y hay un montón de aspectos que se desconocen de la COVID-19, mucha información dando vuelta, pero el nivel de evidencia sigue siendo muy bajo, por lo que opinar tan soberbiamente sobre lo que hay o no que hacer, sobretodo viniendo de personas que ni siquiera son del área de la salud o la epidemiología, o son muy ingenuos o simplemente quieren aprovechar la contingencia para atacar al gobierno y sacar provecho político en una situación de desastre y todo lo que ello, por definición, significa.

Sin embargo, esta pandemia también ha traído cosas buenas, y no me mal interpreten, bajo ninguna circunstancia la muerte de seres humanos debe ser el medio para conseguir algo, pero muchas personas han tomado conciencia de cosas que de verdad son importante en la vida; la familia, nuestros adultos mayores, la educación y crianza de nuestros hijos, la preocupación por nuestra salud para llegar de mejor forma a nuestra vejez, y por sobretodo, que solamente unidos podemos avanzar como país, que todos tenemos que aportar desde nuestro círculo de influencias para salir adelante, que lo que haga cada persona en forma individual, sumado a lo que hagan todos los demás, sí marca una diferencia, porque mis acciones u omisiones pueden tener un profundo impacto en la sociedad toda.

Esta pandemia va a pasar, todavía se viene lo peor en las próximas semanas, pero si nos ocupamos todos ahora de hacer las cosas bien, sin excepción, el daño será controlado, y más temprano que tarde, aunque muy heridos, nos recuperaremos.

Viva Chile.