Cómo gestionar las relaciones tóxicas, aprender a evitarlas y salir de ellas

Como seres sociales que son las personas, las relaciones sociales e íntimas poseen una gran importancia en el desarrollo de una vida plena. Son determinantes para mantener una buena salud física, mental y emocional, logrando que las personas se sientan más felices y saludables de forma general. En cambio, cuando las relaciones se vuelven tóxicas, decrece la autoestima y comienza la anulación de la persona aumentando el malestar y dejando paso a algunas enfermedades

Las relaciones tóxicas, tal y como su propio nombre indica, se definen como aquellas que hacen sentir mal a los individuos, volviéndolos infelices y que, lentamente, van destruyendo a la persona. Se trata de una relación en la que una o ambas partes sufren al estar juntos más de lo que disfrutan, por lo que se va produciendo, con el paso del tiempo, un gran desgaste emocional. Si se está dentro de una relación de este tipo hay que aprender a reconocerla, gestionarla y salir de ella cuanto antes, al igual que es importante aprender a evitarlas y no caer en ellas a tiempo.

Detectarlas y pedir ayuda

Aunque es muy habitual en las relaciones de pareja, también se pueden dar en otros ámbitos, como en el mismo seno de la familia, en el laboral o entre amigos. Aunque se den en contextos diferentes, lo que mantienen en común es que siempre traen consecuencias negativas, por eso es tan importante identificarlas, gestionarlas correctamente y huir de ellas.

En demasiadas ocasiones es complicado abandonarlas, por lo que se hace necesario pedir ayuda a los profesionales. Un psicólogo de adultos es el experto que se necesita para estos casos.

Características una relación tóxica

Como en cualquier otro problema en psicología, lo primero es darse cuenta y tomar conciencia de lo que ocurre, y eso a veces lleva demasiado tiempo. Hay que estar alertas y detectar los signos más evidentes para saber que se está dentro de este tipo dependencia.

En muchas ocasiones, tras estar con esa persona el sentimiento que aparece es de malestar o incluso culpabilidad. Así mismo, se teme llegar a casa, en el caso de convivir con ella, por miedo a lo que vaya a ocurrir, pues son habituales las discusiones, los ataques psicológicos o incluso la violencia física.

Otro signo de que algo no funciona correctamente es que se prefiere no ir acompañado por temor a lo que pueda decir o hacer. Esto hace que las relaciones sociales se reduzcan al máximo para evitar conflictos y la persona afectada por este tipo de relación acabe completamente aislada. En esa situación aparece un gran sentimiento de soledad, lo que hace aún más complicado tomar la decisión de tomar distancia con el elemento tóxico.

Otra clara señal de que se está inmerso en esta situación tan negativa es que el crecimiento personal no se desarrolla dentro de la relación, antes, al contrario, la otra persona acaba tomando todas las decisiones. Del mismo modo, se siente que se debe guardar la opinión que se tiene sobre cualquier asunto para no generar problemas y acabar discutiendo. Un sentimiento que aparece con frecuencia es el de sentirse manipulado.

Cuando se está en una relación tóxica, la persona que está perjudicando la autoestima del otro critica mucho su entorno, no congenia con ninguna de sus amistades y trata en todo momento de aislarlo. En lugar de abrir los ojos, las personas víctimas de este tipo de relaciones suelen justificar el comportamiento de la otra persona y disculparla ante otros cuando se dan situaciones incómodas.

Otro de los rasgos diferenciadores de las relaciones tóxicas es que se producen, generalmente, por una baja autoestima. Por un lado, se siente miedo a la soledad o a lo que está por venir, y se autoengaña en la creencia de que, tarde o temprano, todo cambiará. Además, tiende a negarse que se está viviendo una situación perjudicial.

¿Cómo gestionar y salir de una relación tóxica?

Para salir de este tipo de experiencias lo primero que hay que hacer es trabajar la autoestima. Para eso, los profesionales en psicología harán una gran labor, pues son especialistas en este tipo de problemas. Además, en sus sesiones, ayudan a sus pacientes dándoles las herramientas necesarias para establecer límites y aprender a comunicarse, así como tomar decisiones que acabarán dando buenos resultados, aunque en un principio resulten difíciles.

Lo que hay que tener claro es que no es fácil salir de una relación de este tipo cuando se cae en ella. El primer paso, como ya se ha comentado con anterioridad, es aceptar que se está inmerso en ella, y dejar de justificar conductas o comportamientos, así como buscar excusas para prolongar esa relación y no ponerle fin.

Generalmente, cuando finamente se toma la decisión de dejarlo, esa persona tratará de recuperar la relación a toda costa, utilizando sus dotes de manipulación. En esos momentos difíciles, es cuando más apoyo se va a necesitar, tanto de familiares y amigos como de profesionales.