El colegio Vencedor de Puerto Varas realizó la ceremonia de titulación de 83 jóvenes, hombres y mujeres, que obtuvieron el grado de técnico nivel medio en una de las tres especialidades que imparte el establecimiento técnico profesional: Gastronomía, Cuidado de Párvulos y Enfermería.

En una ceremonia cargada de emociones, los estudiantes dijeron adiós al colegio, aún cuando su recuerdo seguirá presente en sus aulas, donde aprendieron los conceptos fundacionales de la institución: formar, valorar e inspirar.

La actividad contó con la participación de autoridades civiles, eclesiásticas, educativas y policiales, así como la de padres y apoderados.

Fernando Vargas, jefe de la Unidad Técnico Pedagógica  (UTP), destacó el logro de los estudiantes que vio crecer:

“Es un hito importante, especialmente este año, porque 83 obtuvieron su título técnico nivel medio, lo cual representa casi el 90 por ciento de los egresados. En términos de resultados es una cifra muy satisfactoria”. 

Un logro fruto del esfuerzo

Antes de recibir el certificado que acredita el fin del ciclo escolar, los egresados firmaron el acta respectiva, pasando posteriormente a recibir su “cartón” de la mano de la directora de establecimiento, Ester Huenchufil.

La autoridad educacional destacó la importancia de terminar los procesos y no dejarlos a medias, por muy complejo que pueda ser el camino. De eso saben muy bien los estudiantes del Colegio Vencedor, que vivieron su proceso formativo en las faldas del volcán Calbuco.

Francisca Argel fue una  tituladas en Gastronomía. Llegó en quinto básico al establecimiento educacional, desde Alerce, cuando incluso tenía otro nombre: Luis Fidel Cardinale. Por ello es que ha sido testigo de la evolución y claro mejoramiento desde que pasó a ser el Colegio Vencedor.

“Me costó porque debía viajar dos horas y media; En ese tiempo había un bus, de los amarillos, no como los de ahora;  se quedaba en pana y teníamos que venirnos caminando ¡y lo hacíamos!”,  recuerda.

Los padres y apoderados de los titulados saben también de aquel esfuerzo. Cecilia Vargas es una de ellas, su hijo se graduó en Gastronomía y su nuera en Cuidado de Párvulos.

Estudió en Santiago, en la ciudad, para posteriormente, en la adultez trasladarse hasta Alerce, En Puerto Mon tt. Reconoció con orgullo que fue ella quien eligió al Colegio Vencedor para a su hijo, “la mejor decisión”, dijo. Su pupilo quiere ser kinesiólogo, pero más adelante, porque ahora es padre.

“En Santiago fue más fácil, porque tenía al alcancé todo. Mi hijo no: si no alcanzaba el bus se quedaba sin venir al colegio; sin embargo, yo lo enseñé responsabilidad, así es que se venía caminando. Por eso lo felicité, pero soy clara en que la tarea no está cumplida; lo de hoy es sólo un paso, le quedan mil más por dar, por él y su familia”.

Una despedida inolvidable

La ceremonia de titulación es la más importante del Colegio Vencedor, por lo que toda su comunidad escolar organizó una velada inolvidable. Así, además del protocoló formal, el Ensamble de Puerto Varas deleitó a la concurrencia con piezas clásicas y modernas, interpretadas en violín y violonchelo. Posteriormente, el coro del Colegio Vencedor cantó con espiritualidad y fe hacia Jesús Cristo, el mejor compañero en el camino de la vida.

Un espacio para la bendición y emoción, que incluyó la alocución del pastor Paulo Nacaratte, director ejecutivo de la Fundación Vencedor. La autoridad eclesiástica simbólicamente llamó a los 83 estudiantes a mirar sus pies, “siempre apuntan hacia adelante”, les dijo.

La actividad contó con el apoyo y aporte del Centro General de Padres y Apoderados. Soraya Hernández, presidenta para el periodo 2022-2025, afirmó que lo tienen más que merecido.

“Nuestro aporte es fruto del trabajo de todo un año, quizá más. Agradezco a todos los padres y apoderados por el compromiso. Pero esto no se acaba, pues vienen otras generaciones a las que hay que despedir como corresponde”.

Francisca Arce, en tanto no escondió su emoción: “Esta es la última vez que voy a subir al colegio, me da nostalgia. Pero veo su crecimiento, de su comunidad y me siento orgullosa de pertenecer a ella”, cerró entre lágrimas, pero con fe en el futuro que Dios le tiene preparado.