Según Víctor Opazo, CEO de Solek en Chile, la nación tiene ventajas comparativas para producir este tipo de energía: “Su extensa costa y la opción de instalar plantas desalinizadoras para generar el recurso, surgen como una atractiva realidad”.
 
Mitigar la escasez hídrica con otros tipos de energía es una realidad. Y es una oportunidad que puede ser aprovechada de forma importante por nuestro país, que posee todas las posibilidades de erigirse en una potencia de la producción del hidrógeno verde a nivel mundial.
 
Según Víctor Opazo, CEO de Solek en Chile, la nación tiene reservas importantes de energías limpias, “sobre todo solar y eólicas. Esto, sumado a los bajos costos que se presentan en el mercado para la generación de estos recursos, hacen que esta región pueda alcanzar un desarrollo importante en el ámbito del hidrógeno verde (HV)”.
 
Para producir HV se utilizan reservas de agua dulce. Sin embargo, el alza de las temperaturas en varias partes del mundo ha hecho que surjan alternativas interesantes como son el combinar plantas de desalinización, que purifican agua de mar, para desarrollar el recurso: “Según IRENA, el suministro de agua, en el caso más conservador, a través de la desalinización, representa solo menos del 4% del LCOH total, lo que significa que es relativamente barato en comparación con el suministro de hidrógeno”, comentó el especialista.
 
Esta opción adquiere ribetes incluso más importantes si vemos lo que admite el PNUD, que predice que 1.800 millones de personas estará viviendo en lugares con escasez hídrica al 2025, y dos tercios de la población mundial podría hacerlo en condiciones de estrés hídrico.
 
De acuerdo con Opazo, sumar estas plantas desalinizadoras no sólo permitiría incorporar agua para generar hidrógeno, también permitiría inyectar el recurso hídrico para el consumo humano. El proceso para producir hidrógeno se llama electrólisis, que básicamente es juntar agua con electricidad para producir el hidrógeno. Luego del proceso que conlleva la producción de HV el agua se evapora, volviendo a su ciclo natural y no provocando ningún daño al ecosistema.
 
“Hasta hace un par de años atrás confiábamos en que el mundo se encontraba avanzando hacia la descarbonización. Sin embargo, grandes potencias están reinsertando el carbón en su matriz energética por el aumento de su población y por ende de la demanda. El hidrógeno verde puede ofrecer una solución a estas problemáticas y nuestro mar potenciar esta opción”, finalizó.