Por: Dr. Carlos Haefner, Director de Vinculación con el Medio, Universidad Austral, de Chile Sede Puerto Montt.

Los avances en materia de descentralización política deben ir acompañados de una fuerte dosis de descentralización fiscal – léase recursos con autonomía para decidir su gasto – de lo contrario dicho proceso siempre está a medio camino. En nuestro país, son profundas las disparidades intrarregionales, tanto en calidad de vida, conectividad y capacidades institucionales, especialmente a nivel local. Ante ello, contar con mayores recursos para las regiones para desplegar políticas de desarrollo equitativas de sus territorios es ante todo un imperativo de bien común.

En el conjunto de regiones del país existen 25.256 localidades, de las cuales 3.896 se encuentran en condición de aislamiento, es decir, un 13%. Datos que son sustentados en el reciente estudio “Identificación de localidades en condición de aislamiento” (SUBDERE,2021).

La definición de aislamiento de una localidad, está determinada por la relación existente entre los componentes de Aislamiento Estructural (variables morfológicas, clima y división político administrativa) y el Grado de Integración, que se define como la capacidad que tienen las personas para acceder a las dinámicas y servicios sociales, económicos, políticos, y cívicos, entre otros.

De acuerdo con el estudio de referencia, en la Región de Los Lagos existen 515 (14%) localidades aisladas de un total de 3,734 localidades, lo que involucra a un total de 23.282 personas viviendo bajo tal condición.  En específico, la Región de los Lagos, está entre las regiones con mayor cantidad de localidades en condiciones de aislamiento del país.

Las comunas con mayores cantidades de localidades aisladas son las siguientes: Chaitén (71), Quinchao (51) y Quemchi (44) (Chiloé), Cochamó (43), Calbuco (39). Siendo Calbuco y Quinchao y Quemchi las que representan mayor población en aislamiento, que se relaciona también con comunas que poseen archipiélagos donde la gente debe trasladarse por mar para llegar a los centros más poblados.

Son variadas las interrogantes que afloran en base a tales datos. Por ejemplo, es preciso poner sobre la mesa evidencias que nos permita observar cómo se han estado distribuyendo los recursos regionales (FNDR) para mitigar tales condiciones en los últimos años en aquellas comunas con mayor nivel de aislamiento. Pero también es altamente necesario volver a insistir que la región es uno de los territorios con mayor pobreza multidimensional del país y que, por tanto, se precisa formas nuevas de intervención social y económica desde el gobierno regional.

Esperemos que las nuevas autoridades con el respaldo de la legitimidad democrática se hagan cargo con innovación y participación en el diseño de políticas públicas sociales regionales que aborden sistemáticamente estos rezagos históricos de la región. Y, creemos que es estratégico que cualquier modalidad de innovación gubernamental regional que apunte a disminuir las brechas de desarrollo que presenta el territorio, vaya acompañado de un profundo proceso de apoyo a los municipios más pequeños de la región. Al fin de cuentas es en los municipios donde se juega la efectividad de las políticas públicas socio – territoriales.