La RSU surge como una forma de darle sentido más amplio a la extensión universitaria, con la clara tarea de coordinar criterios, en torno a fenómenos en el ámbito social, cultural, ambiental, político, y económico, representado por una forma de gestionar diferentes acciones que puedan colaborar con necesidades del entorno.

De hecho, el rol social que debía cumplir una universidad se viene estableciendo desde hace mucho tiempo, solamente como dato es preciso señalar que comenzó con la llamada “Reforma Universitaria” en el año 1967, pasando por mucho por altos y bajos, recién en el año 2001 se realizó un Seminario denominado “Asumiendo el País: Responsabilidad Social Universitaria”, cuyo objetivo principal fue expandir en las universidades chilenas involucradas, el concepto y la práctica de la responsabilidad social, de cara a un proyecto país 2010, donde comienzan a estructurarse una serie de lineamientos que dan paso a la formación de la Universidad Construye País, institución que se encargará de difundir, investigar y aplicar la RSU en Chile.

La importancia de colocar este tema en estos tiempos de pandemia se relaciona con que hoy en día las universidades deben tener la oportunidad de llevar a cabo de una forma más amplia toda esa teoría acumulada durante años.  Lo cual no quiere decir que no la hayan ejecutado efectivamente, pero nunca había sido tan necesaria poder evidenciar su rol que cumple en la sociedad.

Para institucionalizar la llegada a la sociedad han tenido que actualizar sus estructuras, incorporando la Vinculación con el Medio, constituyendo una formalidad que busca articular una serie de procesos para establecer medidas concretas que demuestren su labor e interacción con a la sociedad, instaurando programas que garanticen una bidireccionalidad que demuestre beneficios mutuos entre estas instituciones y los actores relevantes (stakeholders).

En este sentido, se puede ver que la gran mayoría de este tipo de instituciones de educación superior han resultado ser un verdadero aliado no tan sólo para la educación que es la esencia de lo cual están mandatados a realizar, sino que han tenido una incidencia importante sobre todo en materias como salud y aspectos sociales, colocando sus capacidades al servicio de la sociedad, esto es una buena forma de representar la complejidad que representa cada disciplina, la cual puede resultar un aporte sustancial cuando se tienen institucionalidades con carácter, con personalidad y con ganas de poder ayudar verdaderamente a su entorno.

Con estas palabras, quiero solamente dejar un reconocimiento a las muchas instituciones de educación superior, donde no solamente las universidades contribuyen, también están los Institutos Profesionales y Centros de Formación Técnica, colaborando desde diferentes lugares hacia la salida de una pandemia que nos tiene encerrados en casa. Son muchas las formas que han adoptado para poder hacerse parte en la solución más que del problema, activando protocolos en primera instancia que se relacionan directamente con la virtualización de la educación, así como otras formas de aportar, donde se pueden encontrar ejemplos como: voluntariados ayudando a la distribución de alimentos, habilitación de laboratorios para construir mascarillas, colocando sus infraestructura y personal académico a disposición de las autoridades para servir de apoyo a la compleja toma de decisiones de las autoridades.  En definitiva son muchas formas en las cuales se demuestra el carácter social que representan estas instituciones, por lo cual merecen ser distinguidas para que sigan teniendo esta actitud frente a la actual crisis.