Claudia Barrera, Médico Psiquiatra y CEO de Grupo Cetep

 Nos encontramos en el mes de diciembre y la soledad se instala como una problemática que ya toma tintes de pandemia, concentrando la preocupación de los especialistas a nivel global. Precisamente, en el contexto de las fiestas de fin de año, esta pandemia causa estragos. Según datos del Ministerio de Salud, el 25 de diciembre y el 01 de enero son dos de los tres días del año en que se producen las mayores alzas en las tasas de suicidio a nivel nacional.

Los seres humanos somos seres sociales, por lo que relacionarnos es prioritario para nuestra Salud Mental individual y el bienestar de la sociedad en su conjunto. Sin embargo, la escasez de tiempo se ha transformado en la tónica de nuestros tiempos y ha repercutido profundamente en el detrimento de la interacción social.

Es tal la urgencia que supone esta baja interacción social, que la Organización Mundial de la Salud ha anunciado la creación de la Comisión sobre Conexión Social.  Esta comisión trabajará para comprender la gravedad de los riesgos que supone el aislamiento social, buscar soluciones y recursos eficaces para combatirla, haciendo frente a esta temática como una amenaza para la salud.

La soledad se asocia con un aumento de hasta el 50 por ciento de la demencia y un aumento del 30 por ciento de los accidentes cerebrovasculares y las enfermedades cardiovasculares, así como una mayor prevalencia de cuadros depresivos. También se ha asociado con el aumento de intentos de suicidio que se observa en las fechas de festividades.

Desgraciadamente, a pesar de ser un fenómeno que va en peligroso aumento, y de las consecuencias que tiene sobre la salud física y mental, la mayoría de los países de ingresos medios y bajos todavía no tiene mediciones al respecto.

La soledad no llama la atención, no hace ruido, no aparece en las noticias, pero aparentemente es nuestra nueva pandemia. Es de vital importancia que abordemos la soledad como un problema de salud pública, implementando estrategias que permitan identificar la magnitud del problema, y desarrollemos estrategias eficaces para combatirla. Y a nivel individual probablemente también podamos disminuir la soledad de alguien, al menos durante estas fiestas de fin de año.

Y recuerden… ¡Conversar de Salud Mental puede salvar vidas!