La Inteligencia Artificial
Por Luis Muñoz Gebert, director Ingeniería Civil Industrial, programa de continuidad de estudios Universidad Santo Tomás Puerto Montt.
La Inteligencia Artificial Fuerte es la habilidad de ejecutar acciones generales inteligentes. La ciencia ficción la asocia con cualidades humanas como la conciencia, la sensibilidad, la sabiduría y el autoconocimiento. Hasta el momento, se mantiene como una aspiración o mejor dicho, es hipotética a pesar de los grandes avances en el campo y la mejora de complejos algoritmos matemáticos.
La Inteligencia Artificial Débil se define como relacional y se centra típicamente en una tarea estrecha. La inteligencia débil está limitada a imitar el comportamiento humano siendo muy eficaz en obtener respuestas a partir de cierta sensibilidad con el medio y utilizando una amplia base de conocimiento para generar inferencias. Sin embargo, no es capaz de producir los pensamientos de epifanía de la mente humana, esos momentos como la manzana de Franklin o el Eureka de Arquímedes, momentos en que pareciera que cierta iluminación inconsciente abriera una puerta a nuestra percepción consciente.
Quizá ese “pensar fuera de la caja” se puede alcanzar al introducir cierta variabilidad en la inferencia de la respuesta del agente inteligente. Quizá esta variabilidad pueda provocar el despertar de un consciente artificial. No es posible vaticinar la evolución del hombre acompañado de esta nueva tecnología y toda elucubración resulta fantasiosa en los inicios de este nuevo camino, lo que sí está claro es que nuestra relación con la tecnología será cada vez más estrecha y simbiótica.
Estamos a las puertas de una gran revolución, quizá más compleja aún que la que vivió la humanidad con la revolución industrial. Todas las labores rutinarias e inferencia de conocimiento ya aprendido podrán ser reemplazadas. Si no se toman medidas de mitigación, las diferencias sociales se dispararán y solo algunos tendrán la oportunidad de trabajar. En un principio será necesario replantear las labores, pero a la larga igualmente disminuirán los puestos de trabajo. Quizá una medida que podría mitigar esta reacción sería reducir las cargas laborales o generar sueldos base de desempleabilidad. Otros pensadores creen que con el aumento de las horas de ocio se disparará la tasa de natalidad, la que debería ser controlada pues lo queramos o no, nuestro planeta tiene una capacidad de carga que no puede ser sobrepasada y no es posible pensar en un crecimiento infinito.
Que las inteligencias artificiales reemplacen el trabajo humano no debería ser una mala noticia, al contrario, una oportunidad para mejorar la calidad de vida. Sin embargo, esto dependerá de tomar conciencia lo antes posible y de tomar decisiones en el camino correcto, lejos de oportunistas mezquindades políticas.