Por Rodrigo Aracena Pérez, jefe de carrera Técnico en Farmacia del Centro de Formación Técnica Santo Tomás sede Puerto Montt

El artículo 129 del Código Sanitario dice: “Las farmacias son centros de salud, esto es, lugares en los cuales se realizan acciones sanitarias y, en tal carácter, cooperarán con el fin de garantizar el uso racional de los medicamentos en la atención de salud”. Esto último está muy lejos de la realidad, donde actualmente en Chile el medicamento es un bien de consumo y el modelo de farmacia es del tipo retail, donde el usuario es un cliente y no un paciente.

El trabajo del personal farmacéutico respecto del uso de los medicamentos y los resultados en la farmacoterapia de sus pacientes permite disminuir problemas relacionados con medicamentos, generando grandes ahorros económicos en los sistemas de salud. Así también genera una importante sinergia en la adherencia medicamentosa que impacta directamente en el éxito de la terapia farmacológica. La Organización Mundial de la Salud considera primordial el concepto de adherencia terapéutica para entender como el comportamiento informado de los pacientes en relación con sus tratamientos farmacológicos es relevante especialmente cuanto hay medicamentos que deben utilizarse de forma crónica, los cuales usados irracionalmente pueden exponer al paciente crónico a errores en la medicación por frecuencias inadecuadas de administración, duplicidad medicamentosa y otros factores relacionados con la utilización de los fármacos.

Es necesario poner en marcha medidas centradas en la utilización de medicamentos y la seguridad del paciente, lo que impactará en la salud pública y la fármaco-economía. Además, el personal farmacéutico constituye el primer y único contacto del paciente con el sistema sanitario en las automedicaciones, lo cual es absolutamente desaprovechado en nuestro país, a pesar de que la ley dice lo contrario. De esta manera, la dispensación farmacéutica, permite entregar información adecuada para que los pacientes conozcan la correcta utilización de los medicamentos, evitando y corrigiendo algunos problemas y reacciones negativas a medicamentos que aparecen cuando el paciente no cumple a cabalidad con las indicaciones médicas del medicamento, así como las necesidades de información individuales de cada paciente.

La realidad hoy día de la farmacia en el ámbito privado y del retail farmacéutico es diametralmente distinta a lo que señala la ley, donde el personal profesional del ámbito farmacéutico se convierte sólo en un informante de las ofertas del día y es solo un pasador de fármacos, no involucrándose bajo ningún punto de vista en los resultados de la farmacoterapia de los pacientes, como sucede en la dispensación profesionalizada de los medicamentos, bajo el alero de la Atención Farmacéutica que conllevará beneficios tanto para los pacientes en particular como para el público en general.