La vida sobre dos ruedas

Por Juan Ignacio Guldman, gerente de operaciones de Völmark

#elcalbucano

Cada vez son más personas en el mundo las que están dejando de ver la bicicleta como una opción recreacional y la consideran el medio perfecto para realizar todos sus traslados. Prueba de ello es un reciente estudio realizado en Alemania, que arrojó que más del 60% de las familias con automóvil lo cambiarían por la bicicleta, especialmente si contaran con mejor infraestructura, entendiendo por ello vías exclusivas, buenos estacionamientos y sistemas de bici compartida. El mismo análisis dio cuenta del protagonismo que están tomando las alternativas eléctricas, ya que la mitad de esos hogares que vislumbran la posibilidad de moverse en bicicleta lo harían con una e-bike que les permita recorrer «distancias largas que no se pueden completar en una bici normal».

Hay quienes pensarán que esa es la realidad europea, un continente que sin duda nos lleva amplia ventaja en estos temas. Sin embargo, lo cierto es que esa tendencia la estamos viendo también en Chile. No sólo a nivel gubernamental se están acordando diversas acciones y estrategias para sustituir los autos a combustión por alternativas más limpias. Las personas también están tomando mayor conciencia de la relevancia de hacer un cambio en pro de una mejor calidad de vida y las cifras así lo respaldan: en 2021  las bicicletas eléctricas registraron un récord de ventas de más de 3 mil unidades, cantidad que en 2022 crecería alrededor de un 30%.

Estos números son parte del auge que han tenido todos los medios de transporte sustentables livianos, como son los scooters, bicicletas, motos y triciclos, entre otros. Los ciudadanos son cada vez más activos en su búsqueda de contribuir con el cuidado del planeta, a la vez que se trasladan de manera más rápida y eficiente. Esto es clave si tomamos en cuenta que, en el mundo, el 60% de los viajes en auto son menores a 8km y esas distancias, sin duda, se cubren de manera óptima con vehículos cero emisiones.

La pregunta que surge es, ¿qué estamos haciendo desde el sector privado para acompañar e impulsar esta evolución? Por una parte, estamos estudiando de manera permanente todas las tendencias internacionales, para traer hasta el país nuevos modelos que se adapten a todas las necesidades, desde moverse con los niños a bordo, hasta ir a hacer las compras, realizar repartos e incluso montar una cafetería sobre ruedas.  A la vez, conformamos la primera Asociación Chilena de Electromovilidad Liviana, ACHIEL, que es fruto del esfuerzo coordinado de veinte actores referentes en el sector y que trabajará en diversos ámbitos que van desde la educación vial, el fomento de la conciencia ambiental, hasta la unión de actores públicos y privados para generar políticas públicas conectadas con los usuarios de la electromovilidad liviana y la instauración de nuevas fuentes de financiamiento que acerquen este tipo de transportes a todos los estamentos.

El escenario es positivo, pero no se puede desconocer que persisten las brechas. Crear nueva infraestructura y mejorar la existente, instaurar instancias para educar y apalancar un cambio cultural e implementar medidas de fomento tributario, son sólo algunos de los pilares que permitirán masificar el uso y disminuir los precios, democratizando así la micromovilidad eléctrica. En definitiva, si unimos esfuerzos y trabajamos coordinados nos acercaremos juntos a la meta y lograremos que al 2050 los vehículos eléctricos abarquen al menos el 40% de los medios de transporte livianos en Chile.