Catalina Ruiz, encargada de Educación Parvularia, Agencia de Calidad de la Educación

El año pasado, en medio de un escenario completamente nuevo para el sistema educativo, la Agencia de Calidad de la Educación hizo una consulta ciudadana abierta a todos, pero con un público objetivo: madres, padres y apoderados. Esa elección no fue casual. La educación se había trasladado a los hogares por motivos de fuerza mayor, y ellos, tan sorprendidos por la pandemia como los estudiantes, tuvieron que adoptar un papel mucho más protagónico para que sus hijos e hijas no dejaran de aprender.

Pero la necesidad de preguntarles sobre la experiencia educativa de sus hijos e hijas no se explica solo por el contexto pandémico y el rol que adquirieron, sino porque el vínculo entre las familias y la calidad de los aprendizajes es sumamente estrecho.

Por un lado, existe evidencia robusta que señala que el involucramiento de la familia es un fuerte predictor del desempeño académico futuro. De hecho, los hogares son un espacio educativo privilegiado. Por otro, la motivación, que es una disposición fundamental para aprender, es una actitud que puede ser inculcada o fortalecida por las familias. Según pruebas internacionales como PISA, la motivación puede predecir mejoras en el aprendizaje casi al doble en comparación con otras condiciones estructurales, tales como dónde viven los estudiantes, cuánto estudiaron sus padres o el ingreso del hogar.

Como parte del Sistema de Aseguramiento de la Calidad, y en coordinación con la Subsecretaría y la Intendencia de Educación Parvularia, la Agencia de Calidad acaba de poner en marcha el Diagnóstico Integral de Desempeño (DID), que pone al centro a las familias.

A través de un proceso de autoevaluación, 3.800 jardines infantiles revisarán su quehacer durante 5 semanas, y obtendrán evidencia sobre qué pueden mejorar para entregar más oportunidades de desarrollo y aprendizaje a los niños y las niñas. El proceso es participativo: involucra a la directora y su equipo, a las educadoras y técnicos, a los párvulos optativamente y, por su puesto, a las familias. Por primera vez, evaluarán su experiencia con el jardín infantil mediante un cuestionario que podrán responder incluso desde sus celulares, y también en creol.

La Educación Parvularia como el primer nivel del sistema educativo es la etapa en la que se construyen las bases del desarrollo integral de las personas. En esos años, la estimulación, cuidado y educación deben ser de calidad. El DID busca contribuir en esa dirección. Y en ese camino, el aporte e involucramiento de las familias, especialmente en el actual contexto, será fundamental para avanzar conjuntamente hacia una Educación Parvularia de calidad.