• El 10% de las personas sufre de sudoración excesiva, y entre un 3% y 4% padece hiperhidrosis, una condición que provoca transpiración intensa y localizada.
  • Un diagnóstico adecuado puede mejorar la calidad de vida de quienes la padecen.

Para regular la temperatura en condiciones de calor, el cuerpo utiliza la transpiración como una de sus medidas principales. Sin embargo, en algunas personas, esta respuesta es excesiva ante estímulos comunes, produciendo una sudoración mayor a la necesaria para el control de la temperatura corporal. Esto puede causar gran incomodidad y afectar su vida diaria.

Esto se puede deber a dos condiciones: sudoración excesiva e hiperhidrosis. La Dra. Valeria Abiuso, cirujano de tórax e integrante del Programa de Sudoración e Hiperhidrosis de Clínica Universidad de los Andes ,  explica que la sudoración excesiva afecta a cerca del 10% de la población, mientras que un 3 a 4% puede padecer hiperhidrosis. La diferencia clave entre ambas es la focalización y la intensidad de la transpiración. La sudoración excesiva puede manifestarse de forma generalizada, mientras que la hiperhidrosis suele ser más focal y simétrica.

Esto ocurre debido a una activación exagerada de las glándulas sudoríparas, causada por una funcionalidad incorrecta en el sistema nervioso.

La hiperhidrosis se clasifica en dos tipos:

  • Primaria: no tiene una causa médica. Principalmente afecta el rostro, axilas, manos y pies. Más del 50% los pacientes que la sufren tienen antecedentes familiares.
  • Secundaria: generada por condiciones médicas, como diabetes o hipertiroidismo, o por efectos adversos de ciertos medicamentos. Este tipo afecta a todo el cuerpo.

Para el manejo de la hiperhidrosis se debe evaluar la gravedad de los síntomas, la edad del paciente y la ubicación. Las opciones incluyen:

  • Tratamientos tópicos: cremas o desodorantes con aluminio, que brindan alivio temporal.
  • Iontoforesis: uso de corriente eléctrica para casos en que afecta manos y pies. Tiene una efectividad del 70%, sin embargo, requiere cuatro sesiones a la semana por 15 veces.
  • Anticolinérgicos orales: medicamentos como oxibutinina, útiles en sudoración generalizada, pero con múltiples efectos secundarios.
  • Toxina botulínica: aplicada en axilas, ofrece una mejoría progresiva con efectos que duran en promedio 6 meses. Debe ser aplicada periódicamente para mantener los resultados.
  • Dispositivos basados en energía: termólisis, láser y radiofrecuencia son mayormente utilizados a nivel axilar, los cuales reducen la actividad de las glándulas sudoríparas.
  • Microondas MiraDry®: opción ambulatoria que elimina permanentemente las glándulas sudoríparas, con una tasa de satisfacción del 70% en reducción de sudoración y 80% en el control del mal olor.
  • Cirugía: procedimientos como la simpatectomía ofrecen resultados permanentes, con tasas de satisfacción cercanas al 95% y bajo riesgo de complicaciones.

“La hiperhidrosis puede afectar significativamente la calidad de vida de quienes la padecen, interfiriendo en actividades cotidianas y en su bienestar emocional. Contar con un diagnóstico y tratamiento adecuados puede marcar la diferencia en la vida de los pacientes”, añade la cirujana de tórax.