Hablar de personas en situación de calle comprende lecturas críticas en torno a la multicausalidad y multidimensionalidad, lo que incide en la construcción social del complejo fenómeno que afecta a un número importante de personas en Chile. El frío y la lluvia invernal invitan a reflexionar y actuar, reconociendo las prácticas sociales desplegadas en aras de avanzar en dignidad y superación, como también, pensar en los desafíos éticos que implica su erradicación.

Bajo este convulsionado escenario en que habitamos las ciudades, signado por lo que develó la pandemia en materia de desigualdad socioeconómica, carestía, hambre, pobreza y vulneración de derechos fundamentales, las cifras del segundo catastro nacional de personas en situación de calle de 2011 llegaron a 12.255 individuos. La Fundación Gente de la Calle, según información recogida del Registro Social de Hogares anexo calle, refiere que para el año 2020, 15.501 personas se encontrarían en situación de calle. Esta información ha sido cuestionada por distintas organizaciones de la sociedad civil, tanto por la cifra como también por la utilización del registro social como instrumento para conocer la magnitud y complejidad del fenómeno.

Si bien el Ministerio de Desarrollo Social y Familia dispone de una oferta diversa de programas que permiten actuar con las personas afectadas, como el Plan Protege Calle, la Red Calle Niños, el Programa Calle, los Centros Temporales para la Superación, el Fono Calle y Noche Digna, existen organizaciones de la sociedad civil que apuestan por avanzar en la construcción de políticas públicas desde el enfoque de derechos que contribuyan a su erradicación, como lo expone la Fundación Gente de la Calle, que en su propuesta nacional 2018/2028 refiere una estrategia orientada por cuatro principios rectores: “erradicar la situación de calle en Chile es una tarea impostergable, una tarea posible, un desafío de todos y todas, un imperativo ético”.

Lo expuesto interpela a las autoridades, a los ciudadanos, a los actuales y futuros profesionales, constituyéndose en un desafío ético-político, en pensar reflexiva y críticamente el diseño e implementación de políticas públicas abordando la multidimensionalidad del fenómeno, siendo un derecho a garantizar la vivienda digna como alternativa de superación y erradicación.

Yerko Toledo Académico de la Carrera de Trabajo Social UDLA Sede Viña del Mar