¿Existe inclusión para las personas del espectro autista?

Francisca Cifuentes, académica Escuela de Psicología, Universidad de Las Américas, y Luz Palma, egresada Escuela de Psicología, Universidad de Las Américas

#elcalbucano

Este 2 de abril se conmemora el Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo y resulta pertinente desmitificar algunas creencias erróneas sobre las personas que pertenecen a este espectro y reflexionar si realmente existe inclusión social.

El autismo ha sido muy mitificado y estereotipado, haciendo creer que quienes forman parte de este espectro no pueden comunicarse, mirar a los ojos o expresar sus emociones. Sin embargo, a estas alturas ya sabemos que este trastorno en el neurodesarrollo afecta la forma en cómo socializan, pero son personas sensibles, que les cuesta expresar lo que sienten porque habitualmente tienen sensaciones muy intensas.

Son neurodivergentes, es decir, interpretan el mundo de otra manera, poniendo atención a detalles que otras personas no consideran importantes. La estructura suele darles calma y tranquilidad, por lo que les cuesta flexibilizar y pueden tornarse un tanto rígidos al intentar mantener un espacio que les hace sentir seguridad y estabilidad.

Todas estas características muchas veces resultan un obstáculo para que se desenvuelvan socialmente, pero esto se da por las dificultades que tenemos como sociedad para incluir a personas que interpretan el mundo de otra manera y se expresan de una forma distinta a lo que esperamos en una perspectiva adultocéntrica y neurotípica.

Felizmente podemos observar cómo día a día se generan nuevas estrategias que respetan su diversidad, tanto en espacios públicos como en centros educacionales. Aun así, falta mucho por hacer sobre todo desde las políticas públicas para que exista una estimulación lo más temprana posible, que entregue mayores oportunidades y potencie al máximo sus habilidades, así como sensibilice a la población para avanzar en una mayor y mejor inclusión en la sociedad.

La invitación en este día es al pensar cómo podemos incluir a personas neurodivergentes, a hacerles el mundo un lugar más grato y afable en el cuál puedan moverse, cuestionarnos lo que hemos definido como “normalidad” y como dichas categorías pueden limitar sus potencialidades.