¿Sabía que la pérdida auditiva puede afectar su salud mental?

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El esfuerzo del cerebro para compensar el deterioro auditivo que provoca fatiga mental, problemas cognitivos derivados del aislamiento social y alteraciones emocionales como la depresión, son solo algunas de las consecuencias provocadas por la pérdida de la audición.

La hipoacusia, entendida como la incapacidad total o parcial para escuchar sonidos en uno o ambos oídos, tiene numerosas consecuencias que no siempre son consideradas.

Por ejemplo, Luciano García, fonaudiólogo de GAES Chile comenta: “La hipoacusia tiene efectos colaterales, ya que cuando oímos poco o mal aumenta también el riesgo de problemas cognitivos derivados de las situaciones de aislamiento y de la fatiga mental causada por el esfuerzo del cerebro para compensar este deterioro auditivo. Además, la pérdida auditiva puede producir importantes alteraciones emocionales como depresión o sentimientos de frustración, debido a que se deben disminuir las actividades sociales, porque la persona ya no puede compartir como antes. Las celebraciones o reuniones familiares empiezan a representar un desafío para las personas que están perdiendo su audición: les cuesta seguir las conversaciones cuando varias personas hablan al mismo tiempo, malinterpretan, responden cosas que no son o se sienten cansadas muy rápidamente, debido al esfuerzo que deben realizar para entender lo que se habla”.

Pese a este escenario, es común que las personas se resistan a buscar ayuda o a utilizar audífonos, por el temor a reconocer el problema públicamente. “Los pacientes no quieren que los vean usando audífono. De hecho -por este y otros motivos- de los 1.500 millones de personas que sufren este problema, sólo un 17% utiliza algún tipo de estas prótesis”, explica Luciano García.

¿Qué hacer entonces para que quienes empiezan a notar este problema tomen las medidas necesarias?

El especialista recomienda:

  1. No hacer notar el problema en público. Buscar un momento tranquilo y en privado para comentarle que hemos notado que puede estar sufriendo este problema.
  2. Hacer que la misma persona detecte su dificultad para oír preguntándole, por ejemplo, si nota que su televisor o radio tienen el volumen demasiado alto, si suele malinterpretar lo que se dice o pedirle a la gente que le repita las cosas o si se ha dado cuenta de que tiene dificultades para tomar parte de conversaciones en grupo o en fiestas, entre otras situaciones.
  3. También es posible hacerle notar si ha empezado a tener problemas para entender lo que dicen las mujeres o los niños, ya que estas voces suelen ser más agudas y son justamente estos tonos los que se ven afectados en una pérdida de audición relacionada con la edad.
  4. Propóngale de manera sutil, que se realice un chequeo auditivo, para verificar si tiene esta problemática, en qué nivel y qué puede hacer para ayudarse.
  5. Pero, principalmente, sea lo más comprensivo que pueda. Está comprobado que el apoyo de la pareja y familia en general ayuda a disminuir la ansiedad que provoca este problema.