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Por Claudia Rojo. Coordinadora del Instituto de Ciencias Naturales UDLA Sede Viña del Mar.

La igualdad de género es un derecho fundamental y necesario para nuestra sociedad. Por ello, las Naciones Unidas centra su labor en una serie de Objetivos de Desarrollo Sostenible, dentro de los cuales las mujeres cumplen un rol fundamental. Uno de ellos busca lograr la igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y niñas. Sin embargo, para alcanzar la plena igualdad de derechos y oportunidades entre hombres y mujeres, aún queda mucho por hacer.

La ciencia no es ajena a esta realidad. Hoy en día, las mujeres representan menos del 30% de los investigadores a nivel mundial y, si bien existe un avance en términos de la incursión del género femenino en esta área, las estadísticas señalan que aún existe inequidad.

Es increíble como a lo largo de la historia los trabajos y contribuciones de muchas mujeres de ciencia fueron ignorados, y peor aún, atribuidos a otros científicos. Para nadie es desconocida la vida de Marie Curie, quien no solo fue una científica brillante cuyos trabajos le significaron dos premios Nobel (1903 y 1911), sino que además se destacó por ser una mujer que debió vencer una serie de obstáculos para ser reconocida de manera justa por la comunidad científica de la época. Este y otros ejemplos demuestran que las mujeres durante mucho tiempo tuvieron que enfrentarse a una serie de barreras, tanto estructurales como institucionales, que les impidieron ser reconocidas como tal.

Cada 11 de febrero se celebra el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, declarado por la Asamblea General de las Naciones Unidas a partir del 2015, con el fin de reconocer su rol esencial en la comunidad científica y la tecnología, y lograr el acceso y la participación plena y equitativa de ellas. Es importante que esta igualdad se vea reflejada en distintos ámbitos, generando mayores espacios de participación de las mujeres en la ciencia, ya sea como líderes o como integrantes de equipos, de manera de ser partícipes de la toma de decisiones en todos los niveles.

Aunque todavía debemos enfrentamos a algunos sesgos que demuestran la desigualdad de género en ciertas áreas de estudio, muchas mujeres seguimos optando por carreras científicas, lo que demuestra nuestro interés en contribuir al conocimiento. Es por ello, que las niñas y las mujeres deben ser reconocidas como agentes de cambio, portadoras de un potencial científico que debe ser considerado para generar nuevo conocimiento, el que se nutre de la diversidad en perspectivas y visiones, aportando con creatividad y aumentando la innovación.