Karla Venegas

Directora del Área de Diseño

Instituto Profesional Santo Tomás

Puerto Montt

 #elcalbucano

Nuestra profesión pareciera que hoy más que nunca tiene un rol indispensable en la sociedad hiperconectada en la que vivimos, todo lo que nos rodea es diseño: nos informa, nos orienta, nos educa, nos concientiza, entre otras muchas funciones.

Un profesor alguna vez en una sala de clases reflexionaba y planteaba: ¿se imaginan un mundo sin diseño?, por ejemplo, no sabríamos en que calle estamos, no sabríamos diferenciar un medicamento de otro, no sabríamos orientarnos en un aeropuerto, no tendríamos periódicos, revistas, no podríamos entender la diversidad de productos en un supermercado, entre muchos otros soportes en que el diseño vive. Su rol, por lo tanto, es ayudar a hacer nuestras vidas más fáciles. Muchos plantean que el buen diseño no debe notarse, debe pasar desapercibido ni debe molestarnos, al contrario, debe proporcionarnos experiencias de uso agradables.

Durante la pandemia nuestro rol como industria creativa fue evidente con el traspaso de nuestra cotidianeidad al mundo digital y relacionarnos con plataformas “bien diseñadas” que nos permitieron trabajar, educarnos de forma intuitiva.

El diseño también tiene un rol social, que nos permitió educarnos por ejemplo a través de infografías sobre los avances del Covid, entender sobre medidas de protección, entender las fases en las que cada provincia nos encontramos, aportar a la visibilidad de microemprendimientos y aquí se abre un mundo se de posibilidades en que nuestra profesión puede aportar para el desarrollo económico, social y cultural de nuestra región y del país.

El diseño gráfico, desde los primeros carteles de Tolouse Lautrec durante la Belle Époque (s.XIX) hasta el día de hoy, siempre su función ha sido servir, ser útil a la sociedad.