La pandemia no solo generó una emergencia sanitaria sino también una digital, y aunque en este escenario los roles en el aula no sufrieron cambios, si se intensificaron, manteniendo al estudiante como protagonista y responsable de su aprendizaje.

La respuesta a esta crisis puede generar efectos positivos, pero en dos dosis al igual que la vacuna. Debemos enseñar al estudiante la autodisciplina, promoviendo la crítica y reflexión, para que pueda generar un autoaprendizaje pensando, actuando y construyendo, no solo en lo personal, sino también en lo social. Asimismo, es necesario que toda institución educacional busque estrategias pedagógicas para nativos e inmigrantes digitales, dando los tiempos necesarios para los distintos ritmos de aprendizajes, motivando el desarrollo y uso de entornos virtuales de aprendizaje (EVA), como Moodle y Blackboard, entre otros.

Los EVA han llegado para quedarse como parte del proceso de “vacunación”, convirtiéndose en una herramienta de unión y encuentro, transversal e inclusiva, pues una de sus grandes virtudes es tributar a una favorable adecuación de necesidades educativas especiales, tema que se tocaba principalmente para un ambiente presencial y que ahora se debe potenciar en lo virtual.

Se espera que esta pandemia nos sirva para romper paradigmas y crecer en una gran infraestructura digital que permita un uso dinámico para un proceso educativo efectivo, generando la transferencia de conocimiento esperada y potenciando la capacidad individual que tribute a lo colectivo, favoreciendo el desarrollo cultural, humano y social.

Cristian Herrera Docente Instituto de Matemática, Física y Estadística Universidad de Las Américas