¨De tin marín de do pingüé: los fantasmas de la ex concertación y la revolución ABC 1¨

Por Nelson Castañeda Vicencio

En las pasadas elecciones primarias de ¨Chile Vamos y Apruebo Dignidad¨ los grandes ganadores de la jornada fueron sin lugar a dudas los dos candidatos más jóvenes de la papeleta. Boric y Sichel llegaron a las urnas con más épica que certezas, con más seguidores en Twitter que preferencia en las encuestas. Múltiples puede ser las explicaciones para dar cuenta de los desastrosos resultados de los restantes candidatos, en especial Lavín y Jadue, ambos representantes de las antípodas políticas de un Chile claramente diferente al de 1973.

Por su parte Boric asume el gran desafío de consolidar y superar el millón de votos obtenidos en las primarias, para de esa formar lanzar por tierra la tesis de que su triunfo estaría asociado al anticomunismo que fue promovido y respaldado por los sectores más conservadores de la derecha y del centro político de nuestro país. ¨Amarillo y con poca experiencia¨ fueron adjetivos que acompañaron su candidatura desde la recolección obligatoria de firmas para su inscripción, pero, curiosamente dichos adjetivos le dieron la ventaja.

Y es que Boric tiene una mochila considerablemente más liviana que Jadue y la nueva Mayoría. Boric no cuenta con una larga trayectoria política, ni tampoco está directamente relacionado con los partidos que gobernaron Chile desde el regreso a la democracia. Pero si bien se encuentra limpio del pecado original de la izquierda antineoliberal (ser aliado de la nueva mayoría), su talón de Aquiles será mantenerse en la cima de las preferencias. Y no me refiero puntualmente a subirse en cada elección a su árbol (símbolo de su discurso de política refundacional), sino más bien, a lograr aglutinar la cantidad de sufragios suficiente sin la necesidad de pactar con la nueva mayoría para pasar a una eventual segunda vuelta presidencial y sostenerse como primera opción de la izquierda e independientes.

Desde la otra vereda, Sebastián Sichel quien derrotó sin apelación al eterno Lavin, deberá asumir el gran desafío de lograr realinear políticamente a una coalición destruida y al borde de la desaparición política.  Quizá fuese el meteorito del gobierno de Piñera quien dejo al borde de la extinción a los dinosaurios que administraron política y económicamente a nuestro país desde la dictadura hasta la fecha.

Pero, Sichel representa el recambio valórico y comunicacional que Chile Vamos necesita con urgencia, cargado de una épica basada en el mérito de su biografía y sobre todo en su juventud. Sichel tiene la sartén por el mango, está en el lugar y en el momento adecuado. Cuenta con la gran opción de generar un cambio cultural dentro de la tradicional derecha chilena que ha basado sus principios y decisiones políticas en el dinero y la fe.

Pero, de igualmente manera tiene una gran debilidad y es lograr desmarcarse de la ¨etiqueta de candidato de los empresarios¨ A diferencia de Boric, Sichel es abiertamente Neoliberal, no propone un programa de gobierno transformacional y más bien en términos objetivos se asemeja a una continuidad de Piñera, por lo tanto, deberá buscar evitar la fuga de votos UDI que puede generar Kast y a la misma vez moverse un poco más hacia el centro en donde se encuentra la mayoría de votos independientes que decidirán al próximo presidente o presidenta de Chile.

Al medio día del viernes 23 de julio Yasna Provoste desde la plaza de su natal Vallenar anuncia su candidatura presidencial. ¨Ahora Yasna¨ es su eslogan político. Y es que luego de más de dos meses de espera y presiones de todos los sectores Yasna dijo Sí. Al centro de una compleja coalición política ampliamente debilitada y en crisis, Yasna se levanta como la mejor carta de la Unidad Constituyente para la papeleta de la primera vuelta presidencial. Muy pesada es su mochila, a diferencia de Boric y Sichel, Provoste tiene una dilatada trayectoria política, marcada por diferentes polémicas y logros parlamentarios.

Sin lugar a dudas, es la heredera de la tradición política de la ex concertación, fue diputada DC, ministra de Educación de Bachelet en su primer gobierno y Actual presidenta del senado. El mayor desafío de Provoste será consolidarse como carta única de Unidad Constituyente para la primera vuelta presidencial y para eso debe derrotar y sacar el escenario político a Paula Narváez con la cual ha tenido una serie de diferencias por los medios de comunicación y redes sociales. Yasna debe limpiarse de la antigua imagen política de la ex concertación, debe reencantar al electorado de centro izquierda que ha perdido la fe en la clase política tradicional y todo eso sin inquietar al empresariado que puede lapidar sus intenciones presidenciales con una declaración del presidente de la bolsa de Santiago.

Así son los ejes políticos del actual Chile, líquidos, impredecible. Tan complejos como para declarar al término de esta columna que cualquier cosa puede suceder en la primera vuelta presidencial.