Más de 150 países celebran por estos días la Semana Mundial de la Lactancia Materna, en un esfuerzo conjunto para promover e incentivar su desarrollo y aprovechar así sus beneficios en la salud, la economía y el fortalecimiento de los lazos familiares.

El empoderamiento de las madres para superar dificultades y evitar prácticas alimentarias que perturben un amamantamiento óptimo es uno de los beneficios que conlleva el incentivo de la lactancia materna que este año se celebra bajo el lema de “apoyar la lactancia materna para un planeta más sano”.

Una declaración conjunta de Henrietta H. Fore, directora ejecutiva de UNICEF y el Dr. Tedros Adhanom, director general de la OMS plantea que incrementar las tasas de lactancia materna – de acuerdo con estudios internacionales- podría salvar la visa de 820 mil niños cada año, y generar US$302.000 millones en ingresos adicionales.

Para Romina López, directora de la carrera de Nutrición y Dietética de la Universidad San Sebastián esto se debe principalmente a que “la leche materna es un alimento natural que no produce contaminación o desecho alguno, no utiliza energía eléctrica, tampoco implica limpiar o esterilizar biberones, además de que no requiere transporte para su distribución, por lo que además de ser un alimento altamente nutritivo, también es ambientalmente seguro”, explica.

Lactancia y Coronavirus

La académica plantea que, a propósito del contexto nacional impuesto por la pandemia, se recomienda no separar a los niños/niñas de sus madres, aun cuando se sospeche o confirme un posible contagio. Lo anterior, porque “el recién nacido requiere a su madre, no sólo para favorecer una alimentación nutritiva desde el calostro, sino también porque ambos se encuentran estableciendo un vínculo de apego”, agrega.

En efecto, aunque la evidencia respecto a la lactancia y COVID-19 aun es limitada el mismo Ministerio de Salud ha publicado una serie de recomendaciones clínicas basadas en evidencia que sugieren amamantar a los hijos o hijas por sobre no amamantarlos. “Reportes de mujeres embarazadas durante la epidemia del SARS, en el 2002-2003, sugieren que la leche materna podría ser fuente de inmunidad pasiva frente a infecciones por coronavirus”, plantea el artículo.

De todas formas, se aconseja que en este periodo quienes opten por amamantar puedan seguir las medidas de transmisión e higiene respiratoria, usando las madres mascarilla quirúrgica realizar limpieza o lavado de manos antes y después del contacto con el niño o niña y desinfectar las superficies con las cuales se ha tenido contacto.

Adicionalmente, quienes opten por alimentar con leche materna extraída debieran tomar también medidas de higienización de los implementos y la superficie de trabajo.