Señor Director:

Parece increíble que aún en el 2020 se cuestione a la mujer por sufrir una violación, donde la culpabilización de la víctima parece ser la norma.

Si algo bueno podemos sacar de la terrible historia de Antonia Barra, es la fuerza con que las mujeres nos hemos unido y levantado para decir “basta” a una sociedad que nos ha silenciado, objetivizado y minimizado. La rabia nos ha recordado algo que el mismo patriarcado nos obligó a olvidar: el hecho que somos hermanas, compañeras, amigas y confidentes.

Sin embargo, este lamentable hecho también tiene que ser un llamado a los hombres, ya que una gran parte de ellos ha guardado un absoluto, y quiero creer, “respetuoso” silencio. Pues, de no ser así, concluyo que es simplemente pudor, miedo a la culpa o temor frente a la pérdida de privilegios y poder.

En mis años como especialista, he constatado los traumas que padecen muchas mujeres en su sexualidad por eventos pasados del que fueron víctimas. Es ahora cuando más necesitamos que el sagrado masculino alce su voz, porque la creación de una sociedad humana, justa y sana, necesita de esa energía.

Gracias al caso de Antonia quedó en evidencia lo profundo que cala aún el patriarcado en todas nuestras instituciones y la real devastación que significa una violación. Gracias a ella, esta causa tiene un nuevo impulso, que incluso invitó a los hombres a levantarse también contra un sistema desequilibrado, y nos dio la oportunidad de nivelar las fuerzas, de crear desde el femenino y el masculino consciente un mundo que viva en armonía, y que se aboque a la felicidad de todos y de cada uno de nosotros.

Paula González Collado, experta en sexualidad femenina Enea Coach