Por Esteban Luna Calisto, Psicólogo Clínico Unidad de Salud Mental, Universidad Austral de Chile, Sede Puerto Montt.

A partir de la pandemia por COVID-19, hemos experimentado una situación global que ha transformado nuestra vida cotidiana. En nuestra realidad nacional y local, además, esta situación se suma al reciente estallido social que hemos vivenciado como país.

Frente a este escenario, en redes sociales ha sido común encontrarse con la frase “si en esta cuarentena no lees un libro o haces un curso, entonces lo que te faltaba no es tiempo, sino motivación y también disciplina”. Este mensaje ha sido foco de críticas, justamente porque nos propone ser más productivos, cuando en la generalidad se debe continuar (dentro de lo posible) con las actividades cotidianas, en un escenario de constante incertidumbre.

En mi práctica clínica he escuchado últimamente bastante preocupación respecto a no estar utilizando el tiempo que hay “disponible” de una forma “productiva” ¿Es acaso este un momento para promover ideas respecto de la productividad, más allá de lo esperable, frente a la pandemia?

Es complejo además cuando este imperativo se convierte en una forma de comparación entre pares y desde allí nos lleva a la constante evaluación del sí mismo respecto a la manera de adaptarse y llevar a acabo las actividades cotidianas en el marco de la cuarentena. Esto último, contribuye en sumar más ansiedad cuando la evaluación que hacemos no es favorable, por que no se está “teniendo disciplina”, “motivación” o viendo este escenario como una “oportunidad”.

No pretendo señalar que esta contingencia no se pueda considerar un espacio de desarrollo, pero de ahí a entender ello como un imperativo sobre cómo afrontar la pandemia hay una gran distancia. Donde algunas y algunos pueden sentirse tranquilas/os respecto de sus condiciones sociales y económicas para afrontar esta crisis, otras y otros tienen que lidiar con continuar con sus vidas desde la precarización social y laboral que han experimentado, enfrentando además la incertidumbre. En dicho sentido, es importante validar las diversas formas de afrontar esta situación, pues ya desde una perspectiva social, no estamos en igualdad de condiciones en términos de nuestro bienestar subjetivo para afrontar la pandemia.