Carlos Delgado Álvarez

Director MZS Agencia de Calidad de la Educación

Recientemente la Universidad Austral, a través del Programa de Desarrollo de Talentos ALTA-UAch organizó el Simposio: “La Compresión Lectora: instalación de competencias y capacidades para el mejoramiento de la comprensión lectora en docentes de la educación básica”. Un evento que contó con invitadas e invitados excepcionales y un auditórium atento y comprometido.

Eventos como este constituyen un aporte al desarrollo de una enseñanza profesional y de aprendizajes más profundos y complejos para nuestros estudiantes, y a que las iniciativas que la escuela implementa para lograr sus objetivos sean más efectivos. Conocer experiencias que se han diseñado fundadas en información científica, implementadas con rigurosidad técnica y que han alcanzado logros estables y satisfactorios, siempre serán un aporte para que los líderes, tanto de las escuelas como de los territorios educativos, puedan considerar en sus definiciones estratégicas la promoción de la lectura.

Sabemos que leer bien y oportunamente es un desafío permanente del sistema educativo y de cada persona. Más aún, el mejoramiento de la comprensión lectora constituye una habilidad que siempre podemos mejorar en profundidad y extensión, y a ello no solo las escuelas y los profesores están llamados a hacerse cargo, toda institución puede aportar a construir una cultura que favorezca mejorar el hábito y las habilidades. La escuela debe cumplir con los estándares que se espera logren sus estudiantes, en la oportunidad que corresponda, pero ello no acaba en su recinto, sino que el mundo laboral debiese tomar nota del impacto que tiene en satisfacción, productividad, desarrollo de la innovación y la creatividad, y los líderes educativos en la inserción en la sociedad y desarrollo del civismo que posee una población con mejores hábitos y competencias lectoras.

Recientemente ha estado en nuestro país Michael Fullan, una autoridad en materias de liderazgo y cambio educativo, quien señala que los nuevos liderazgos deben pensar en el sistema y actuar como agentes de cambio desde la posición desde la cual ejecutan sus tareas, “es una persona que ejemplifica el aprendizaje”, configurando las condiciones para que todos aprendan. Liderar en nuestro tiempo es una tarea compleja, especialmente porque si bien sabemos que la dirección escolar es el segundo factor después del profesor en términos de impacto en el aprendizaje de los estudiantes, también sabemos que los directivos no pueden pensar solo en su escuela para mejorar el sistema, más vale para los líderes territoriales, que son quienes deben centrarse sistémicamente en la enseñanza en todas las escuelas. Es crucial para la propia escuela y el territorio educativo que los líderes educativos no dejen de mirar el conjunto del sistema, pues ellos forman parte de la dinámica virtuosa que facilita que éste cambie radicalmente.

Impulsar de manera correcta una estrategia en la cual todas las escuelas de la macrozona sur puedan mejorar los aprendizajes de todos sus estudiantes, implica diseñar e implementar acciones tendientes a crear y fortalecer capacidades profesionales e institucionales, no pensar en que la diferencia que hace una escuela pueda ser replicable hasta mejorar todo el sistema, porque para que ello ocurra, se requieren niveles de comprensión y actuación que superen visiones individualistas, donde se da por supuesta la capacidad local, sino donde el líder educativo participa como aprendiz con los profesores haciendo avanzar a todas las escuelas hacia objetivos y metas compartidas.