Rector Óscar Garrido, Presidente de la Organización Universitaria Interamericana OUI expuso en la Conferencia Regional de Educación Superior de América Latina y el Caribe.

En el año 1918, en la ciudad de Córdoba en Argentina, se publicó el Manifiesto de Córdoba, hecho histórico que funda una nueva universidad Latinoamérica y que marca el inicio de la lucha social que se proyecta más allá de solo una reivindicación de derechos de estudiantes universitarios. Su centenario que se celebra esta semana con la Conferencia Regional de Educación Superior de América Latina y el Caribe realizada en la Universidad Nacional de Córdoba, invita a reflexionar en torno a las demandas y la influencia de un grupo de jóvenes que permearon la sociedad Argentina, e influenciaron en movimientos universitarios y sociales Latinoamericanos. La conferencia en este contexto tiene por finalidad, el reafirmar el sentido de la educación como bien social, como derecho humano y responsabilidad del Estado.

Es por ello que el rector de la Universidad de Los Lagos, Óscar Garrido en su condición de líder de una universidad regional y pública, así como en su rol de presidente de la Organización Universitaria Interamericana OUI que representa a las universidades de América Latina y el Caribe participó como uno de los expositores en dicha jornada y fue acompañado del vicerrector de Planificación y Desarrollo, Claudio Rivera y del Director de Relaciones Internacionales de la Universidad, Óscar Díaz.

“La tercera Conferencia Regional de Rectores es un evento donde se convoca a un conjunto de líderes de la región de América Latina y del Caribe y su propósito es poder de alguna manera ir evaluando los alcances y legado de Córdoba de 1918 en el marco de la reforma universitaria y donde se hace un balance respecto de cuáles son los aspectos más innovadores que están desarrollando las universidades en materia de cooperación internacional, en mi caso me correspondió dar cuenta de cómo hoy día la OUI es una organización que se autodetermina en la perspectiva de fortalecer el continente, especialmente América Latina y el Caribe. Pude destacar y describir el conjunto de programas que se están implementando y además, compartir algunos aprendizajes en términos de cooperación multilateral y por otra parte, visibilizar el rol de la ULagos como universidad regional y estatal en el concierto de las políticas públicas y particularmente, en el contexto nacional de como se ha ido transformando el ecosistema de las políticas públicas en Chile”, explicó Garrido.

En el panel que se organizó, participaron además tres líderes de organizaciones de este tipo: se mostró la experiencia de Brasil, de un conjunto de universidades de Barcelona y además tuvo lugar el representante del Foro Permanente de América Latina y el Caribe, estas 4 experiencias (incluida la ULagos) fueron parte de un análisis y debate por parte de un auditorio representativo de distintos líderes de universidades.

Por su parte el director ejecutivo de OUI, David Julien explicó que “la OUI sigue impulsando iniciativas concretas y desarrollando productos académicos de calidad para responder a los desafíos discutidos en la CRES-2018 (Conferencia Regional de Educación Superior). Aprovechamos la presencia de varios de nuestros miembros para consolidar alianzas estratégicas en el seno de las Américas”, indicó.

MANIFIESTO

El manifiesto, que cumple un centenario de vida, plantea una fuerte crítica a las convenciones y prácticas de una universidad elitista, conservadora y autoritaria, siendo sus principales postulados la autonomía estudiantil, la libertad de cátedra y la educación laica, con un fuerte cuestionando a la autoridad existente, la forma de enseñanza y las anacrónicas prácticas docentes.

El hito que marca el desarrollo de la universidad latinoamericana permitió una nueva mirada en cómo se desarrollaba la universidad, que al menos puede graficarse en cuatro temas relevantes:

1) permitió abrir la universidad a los alumnos excluidos por su origen o posición social, arrancando la condición elitista de su alumnado;

2) permitió el acceso a la academia a nuevos profesionales e intelectuales rompiendo las viejas prácticas de cargos vitalicios;

3) permitió abrir la participación estudiantil en el gobierno universitario; y,

4) permitió vincular a la universidad con las necesidades reales de la sociedad por medio de la extensión y la vinculación con su entorno.