¿Chao Bolsas Plásticas?

Dr. Héctor Pavés Hernández, Bio. Mar.
Director del Departamento de Ciencias Básicas

Universidad Santo Tomás Osorno

 

El 25 de octubre de 2017, la presidenta Michelle Bachelet le dijo chao a las bolsas plásticas mediante la firma del proyecto de ley que prohibirá su uso en zonas costeras, iniciativa que también permitirá a los municipios no costeros reducir o prohibirlas. Esto, representa un importante avance para controlar el crecimiento del llamado mar de desperdicios y mitigar sus efectos negativos.

Debemos recordar que ya 40 municipios entre Coquimbo a Aysén contaban con ordenanzas para regular su entrega puesto que no podían simplemente prohibirlas debido a la no existencia de un marco regulatorio nacional que se los permitiera. Así, ellos premiaban con un sello o un descuento en sus patentes a los comerciantes que voluntariamente no entregaban bolsas plásticas. Por ello, se celebra este importante paso en la normativa chilena, inédito en Latinoamérica, que transforma estas iniciativas voluntarias en una ley con responsabilidades y sanciones concretas.

En un inicio, los 346 municipios de las 102 comunas costeras darán un plazo de 12 meses al comercio para que dejen de usar bolsas plásticas, luego del cual, los inspectores municipales cursarán multas de hasta 5 UTM por cada bolsa entregada.

Se sabe muy bien cómo estos desechos plásticos están afectando a nuestros océanos, su flora y fauna, efectos que desaparecerían dentro de 400 años. Sin embargo, no sólo estos ambientes son dañados por este mal de la era del hombre, sino todo lugar donde nos encontremos. Este es uno de los resultados del llamado “progreso”, una paradoja en la búsqueda por mejorar nuestra calidad de vida, pero sin ser consciente de sus externalidades.

Nuestra basura se acumula en bosques, lagos y ríos, siendo difícil encontrar lugares donde esta “huella del progreso” no exista. Esto no tiene mucha relación con la entrega de bolsas plásticas, sino más bien, con una conducta poco responsable con nuestro entorno ejemplificada tanto en el botar basura en las calles, como en la falta de un manejo integral de nuestros desechos.

Entonces, ¿cómo lograremos ser ciudadanos responsables?, ¿será una Ley o una multa la que nos enseñe? Sin un cambio cultural, cualquier ley se volverá letra muerta y no cumplirá ninguno de sus objetivos. Por eso, la Ley de las Bolsas Plásticas nos presenta la punta del iceberg de un problema al que todos, en conjunto con el Estado y sus leyes, debemos dar solución. Necesitamos leyes, pero necesitamos más de cada uno de nosotros para lograr un cambio en nuestro estilo de vida, evitando así poner en peligro a otras especies, que de una u otra forma afectarán también nuestra propia existencia.